Soportújar, conocido en tiempos de los musulmanes como Xabotaya, nombre que acabo derivando con la conquista cristiana en Soportújar, proveniente de los numerosos soportales que pueblan la localidad, siendo estos su seña de identidad arquitectónica.

Poblado por musulmanes desde el siglo XIII, expulsados tras la guerra de las Alpujarras a finales del siglo XVI y repoblado por órdenes de Felipe II con familias traídas de otras zonas de España, a remarcar los repobladores provenientes del norte de la península por su particular relación con la brujería.

Debido a sus diferentes costumbres como las prácticas de curandería con ungüentos, hierbas medicinales … y a sus celebraciones paganas, los pueblos colindantes rápidamente bautizaron a los habitantes de Soportújar con el mote de brujos y llamaban al lugar despectivamente corral de brujas, uno de los hechos más remarcables en el inicio de la relación de este municipio con la brujería fue la condena por la Santa Inquisición a una mujer, por realizar prácticas supersticiosas en esta localidad.

Desde finales del siglo XVI hasta final del siglo XX, debido al peso que ha tenido la Iglesia, las gentes de Soportújar nunca se habían sentido muy orgullosas de su mote, ya que era un apelativo con connotación despectiva, utilizado por los vecinos de los pueblos colindantes.

Sobre 2008, el Ayuntamiento para intentar frenar la despoblación que estaba llevando a Soportújar camino de la desaparición, puso en marcha el llamado Proyecto Embrujo, que ha cambiado el pueblo en los últimos 15 años por completo, consiguiendo invertir la tendencia de despoblación iniciada a finales de los 60, por la emigración masiva a Cataluña, País Vasco, Alemania... pasando Soportújar de contar con 900 almas en 1950 a tan solo unos 200 habitantes a finales de los 90.

El proyecto, llamado Proyecto del Embrujo, ha aprovechado la anterior connotación despectiva de Soportújar con la brujería, para dar un giro de 180 grados a la historia,  consiguiendo sacarle partido, este proyecto ha logrado revitalizar el pueblo por completo y conseguir frenar la despoblación que se estaba llevando a cabo. Familias, jóvenes... han llegado en los últimos años a Soportújar, atraídos por las oportunidades que ha generado este proyecto y se han establecido a vivir aquí, gracias a ello, nuestro municipio actualmente se encuentra ganando población, creciendo económicamente y creando las bases de un Soportújar próspero.